PUGNA ENTRE MITRAS

En agosto de 1116 el rey aragonés Alfonso I le facilita al obispo Esteban gente armada que se unen a la mesnada del prelado. Este entra en Barbastro y se dirige a la catedral. Allí, junto al altar, se encuentra su obispo Raymundo Guillermo. Sus acompañantes nada pueden hacer ante tantos soldados. Discuten y Esteban desaloja vio- lentamente de la catedral a Raymundo y lo expulsa de la ciudad. Ambos prelados mantienen sus razones en el conflicto territorial. A Raymundo le ampara el papa; a Esteban, el rey aragonés. Raymun- do se preocupa de su diócesis, visita las parroquias, consagra tem- plos, realiza obras de caridad y es querido por su cabildo, sacerdotes y feligreses. Esteban, de genio y carácter altivos, es un hombre muy ambicioso y aspira a convertirse en obispo de Zaragoza. Cabalga jun- to al monarca en sus continuas guerras. Desobedece reiterativamente al papa lo que lo lleva a ser excomulgado en más de una ocasión. Es tanta la fuerza espiritual de Raymundo (San Ramón de Roda) que, en un tiempo histórico convulso como el que le toca vivir (en- frentamientos entre los obispos por cuestiones territoriales, entre el papa y el emperador, luchas entre cristianos y musulmanes y, tam- bién, entre aragoneses y castellanoleoneses), enseguida sus acciones admiran y fascinan.